¡Buenas tardes corazoncitos!
No olvidéis seguirme en mis redes sociales.
Y sobre todo,
Estamos a domingo y eso significa que toca reflexión. Así que os traigo un temita nuevo sobre el que vamos a hablar y a reflexionar.
Vivimos en una comunidad consumista, yo me pongo la primera puesto que en muchas ocasiones soy víctima del consumismo y necesito comprar y comprar (de esto hablaremos más adelante.). La necesidad por comprar, por acumular cosas nos puede en muchas ocasiones y nos convierte en compradores compulsivos que ni siquiera sabes el motivo de adquirir ciertas cosas pero al fin y al cabo las adquirimos.
Hace unos meses empecé a trabajar en un hipermercado en el que hay todo tipo de artículos, tanto comida como electrónica que es en la sección donde estoy. Viendo la cantidad de objetos que se encuentran en el almacén, objetos que a mi parecer veo absolutamente inútiles hoy en día y que ahí están dispuestos a ser consumidos, me asaltó el pensamiento ¿soy consumista? ¿Por qué lo soy? Esas preguntas se repitieron en mi mente durante mucho tiempo a lo largo de la jornada laboral y siguieron atormentando hasta que decidí hacer esta reflexión.
Si queréis conocer las respuestas a las preguntas sólo tenéis que seguir leyendo. Sí, soy consumista, me duela reconocerlo o no, lo soy, me encanta coleccionar y poseer cosas que considero que son importantes para mí. No me culpo por tener una extensa colección de videojuegos o de libros, o tener más de veinte Funkos adornando mis estanterías, soy consumista y lo reconozco. Pero he de decir que hay una faceta mía de consumismo que no me gusta en absoluto. El consumismo por enfermedad, y es que amigos el consumismo se nos ha planteado en muchas ocasiones como una cura de la tristeza, si no eres feliz con tu vida, compra X objeto y lo serás. De ahí viene el título de esta reflexión.
No me gusta en absoluto sentirme con ansiedad, con tristeza pero en muchas ocasiones me siento así y eso la verdad es que es algo que no puedo evitar. Desgraciadamente tampoco puedo evitar que ese sentimiento de que consumir me dará la felicidad se haya instaurado en mí. Cuando me siento triste siento la necesidad de hacerme regalos, de demostrarme amor a mí misma y esa forma es comprándome caprichos, cosas que en la gran mayoría de ocasiones no voy a utilizar o son totalmente inservibles, pero que en ese momento mi mente piensa que son necesarias.
No sé si os ha pasado eso, si vosotros también tenéis ese impulso, pero creo que es algo de mí que odio.
¿En qué nos convierte el consumismo? ¿Debo sentirme mal por ser consumista? Creo que no debemos sentirnos mal por ser consumistas, al fin y al cabo la gran mayoría de la sociedad lo es por eso continúa siendo nuestro sistema económico hoy en día, pero si que tenemos que evitar que ese consumismo nos consuma a nosotros valga la redundancia. No pensar que valemos más por la cantidad de cosas que tenemos, por lo que poseemos o por lo que podemos llegar a poseer.
Vivimos en una comunidad consumista, yo me pongo la primera puesto que en muchas ocasiones soy víctima del consumismo y necesito comprar y comprar (de esto hablaremos más adelante.). La necesidad por comprar, por acumular cosas nos puede en muchas ocasiones y nos convierte en compradores compulsivos que ni siquiera sabes el motivo de adquirir ciertas cosas pero al fin y al cabo las adquirimos.
Hace unos meses empecé a trabajar en un hipermercado en el que hay todo tipo de artículos, tanto comida como electrónica que es en la sección donde estoy. Viendo la cantidad de objetos que se encuentran en el almacén, objetos que a mi parecer veo absolutamente inútiles hoy en día y que ahí están dispuestos a ser consumidos, me asaltó el pensamiento ¿soy consumista? ¿Por qué lo soy? Esas preguntas se repitieron en mi mente durante mucho tiempo a lo largo de la jornada laboral y siguieron atormentando hasta que decidí hacer esta reflexión.
Si queréis conocer las respuestas a las preguntas sólo tenéis que seguir leyendo. Sí, soy consumista, me duela reconocerlo o no, lo soy, me encanta coleccionar y poseer cosas que considero que son importantes para mí. No me culpo por tener una extensa colección de videojuegos o de libros, o tener más de veinte Funkos adornando mis estanterías, soy consumista y lo reconozco. Pero he de decir que hay una faceta mía de consumismo que no me gusta en absoluto. El consumismo por enfermedad, y es que amigos el consumismo se nos ha planteado en muchas ocasiones como una cura de la tristeza, si no eres feliz con tu vida, compra X objeto y lo serás. De ahí viene el título de esta reflexión.
No me gusta en absoluto sentirme con ansiedad, con tristeza pero en muchas ocasiones me siento así y eso la verdad es que es algo que no puedo evitar. Desgraciadamente tampoco puedo evitar que ese sentimiento de que consumir me dará la felicidad se haya instaurado en mí. Cuando me siento triste siento la necesidad de hacerme regalos, de demostrarme amor a mí misma y esa forma es comprándome caprichos, cosas que en la gran mayoría de ocasiones no voy a utilizar o son totalmente inservibles, pero que en ese momento mi mente piensa que son necesarias.
No sé si os ha pasado eso, si vosotros también tenéis ese impulso, pero creo que es algo de mí que odio.
¿En qué nos convierte el consumismo? ¿Debo sentirme mal por ser consumista? Creo que no debemos sentirnos mal por ser consumistas, al fin y al cabo la gran mayoría de la sociedad lo es por eso continúa siendo nuestro sistema económico hoy en día, pero si que tenemos que evitar que ese consumismo nos consuma a nosotros valga la redundancia. No pensar que valemos más por la cantidad de cosas que tenemos, por lo que poseemos o por lo que podemos llegar a poseer.
Espero que os haya gustado reflexionar conmigo sobre este tema, me encantaría leer vuestra opinión al respecto así que no olvidéis dejármela escrita abajo en la cajita de comentarios. ¡Un saludo!
No olvidéis seguirme en mis redes sociales.
Y sobre todo,